jueves, 29 de diciembre de 2011

Prólogo

ACERCA DE CUENTOS,OFICIOS Y CERTERA VOCACIÓN

¿Qué impulsa a las personas de los más remotos confines a escribir? ¿Por qué este noble oficio está tan enraizado en nuestra naturaleza creadora? ¿Acaso sea aquello de que lo único que verdaderamente nos sobrevive es la palabra?

Cualquiera sea la razón, el solo hecho de plantearse el desafío magnífico de escribir ya constituye una labor digna de todo encomio. Y si detrás hay un puñado de entusiastas recopiladores de las labores que alguna vez fueron características de nuestro entorno, esta actividad se enaltece.

Así, en efecto, en este volumen de cuentos que escarba y nos rescata los oficios menores, ésos que la modernidad casi ha borrado, están las creaciones llenas de nostalgia y cariño de Aída Santelices Kostópulos, Galié Dieguez Amado, Ima Cabrera Calcina, Lily Vicencio Godoy, Sandra Hernández Acevedo, Vitalia Rivera Jaque, Kamila López Payaúna, María Marín Velásquez, Sergio Riquelme Ibacache, Tania Sepúlveda Inzunza, Jaime Cortés Reyes, Beatriz Abarca Ruiz y Evaristo Rivera Balmaceda, quienes ejercitando la memoria han sacado del olvido ciertas tareas que fueron quedando atrás, sepultadas algunas por la tecnología apabullante y otras tratando de no morir en medio de tiempos en que predomina la máquina, el cálculo y la producción en serie.

Cada uno de ellos ha abierto interesantes puertas para que se cuele el recuerdo, la memoria, la evocación, en un juego marcado por la nostalgia. Aquí –en estos relatos mínimos- aparecen rescatadas tareas que hoy asombran, oficios menores que nunca más tal vez veamos en el paisaje urbano, pero que constituyen la esencia de estos cuentos breves donde se exalta, precisamente, todo ese puñado de actividades que en apariencias carecen de poesía y que, sin embargo, son materia prima exquisita para que cada uno de estos creadores y creadoras arme un juego simple y emotivo con cada uno de ellos.

Por eso estos ‘Cuentos de oficios olvidados’ tiene un doble mérito: abrir intersticios para que se cuele el homenaje sencillo pero sentido de estas tareas sepultadas en la memoria frágil y escurridiza y, al mismo tiempo, ser la demostración fehaciente de ese pujante anhelo por ser fieles al acto de la creación literaria.Estos cuentos breves son, justamente, la plena certeza de que de las ideas más sencillas puede surgir un pedazo de creación.

Y estos relatos vienen a ser la constatación más fiel de que el noble acto de escribir, está plenamente vigente en esta parte de nuestra geografía humana y física.

Víctor Bórquez Núñez.

Antofagasta año 2008